El dibujante y pintor Marcos Huerta falleció
víctima de un infarto

 20-May-03

Este artista nacido en 1939 en la ciudad de México, radicado en Guadalajara y que se consideraba jalisciense por adopción, vivió los últimos años gracias a un trasplante de corazón.

 

 

Marcos Huerta definía su obra como “figurativa expresionista” y Consideraba el dibujo como origen de las artes plásticas. Foto: Público

 

El artista Marcos Huerta murió ayer a las 18:40 horas víctima de un infarto. Enrique Ortiz, amigo personal del dibujante y pintor, informó que éste fue el tercer ataque sufrido en los últimos años por Huerta, quien vivió la última etapa de su vida gracias a un trasplante de corazón.

En la tarde de ayer, Huerta, nacido en 1939, fue trasladado al hospital Santa María Chapalita, en donde falleció. Alrededor de las 22:30 horas fue llevado a las Capillas El Carmen (avenida México 2670, teléfono 3630-1415), en donde fue velado y en donde aún permanecerá esta mañana, para ser incinerado por la tarde.

“Vivió más de cinco años con un corazón trasplantado. En su caso el rechazo a este órgano fue un proceso largo. En los últimos meses se le veía un poco cansado, se sentía mal”, comentó Ortiz, quien informó que a Huerta le sobreviven su esposa Graciela Serrano y su hijo Emiliano, quien vive actualmente en Valencia, España, y no pudo venir a Guadalajara.

El dibujo es el origen

Marcos Huerta nació en la ciudad de México, pero se consideraba jalisciense por adopción. Estudió en la Academia de San Carlos. En 1967 tuvo su primera exposición. De 1976 a 1979 vivió en Europa, en donde expuso en distintas capitales. En 1980 se estableció en Guadalajara, donde formó parte del Centro de Arte Moderno.

 

 

 

“El dibujo es, esencialmente, el origen de todas las artes plásticas. Creo, porque mi trabajo así me lo ha enseñado, que un dibujo puede ser una obra totalmente terminada en sí misma”, afirmó este artista cuando presentó una gran exposición retrospectiva de su obra en el Instituto Cultural Cabañas, en diciembre de 2001.

Huerta definía su obra como “figurativa expresionista”, aunque muchos críticos la relacionaban con el realismo fantástico. “En mis cuadros el hombre aparece asociado con algunos animales como peces y pájaros, y eso significa lo racional enfrentado a lo irracional”, explicaba el artista.

El escritor y artista plástico Fernando del Paso dijo que en los dibujos de Huerta “no se dan cita dos realidades distantes, sino dos irrealidades -dos o más- tan cercanas entre sí como lo está la careta del semblante que oculta, y tan lejanas como lo está la intención histriónica o espantable de la máscara del verdadero rostro del hombre”.

Cuando realizó la exposición en el Cabañas, Huerta afirmó: “hoy en día un dibujo mío, un cuadro mío es reconocible, y eso me da miedo porque siempre me preocupa que mi propio estilo me aprisione y no me permita evolucionar, buscar otras formas de expresión”.

Sin embargo, en la muestra el espectador pudo apreciar una serie de cuatro dibujos, que el artista describió como “desconcertante, como si de repente hubiera cambiado todo; aunque los temas y lo esencial siguen ahí, la forma de hacerlo es totalmente diferente. Es un intento de, todo el tiempo, seguir encontrando cosas que renueven el propio trabajo, el deseo de seguir haciendo cosas”.


Víctor Ortiz Partida

 

lMuere Marcos Huerta

Karla Garduño/Mura

Marcos Huerta
Marcos Huerta durante una
entrevista otorgada a MURAL
en mayo del 2002. 
Foto:Emilio De La Cruz


Guadalajara, Jalisco.- (20/May./2003) Todavía con el orgullo de haber culminado una obra monumental para un cliente en Monterrey, el artista plástico Marcos Huerta (1939) falleció ayer a las 17:00 horas tras un infarto que después de cinco años de haberse sometido a un transplante ya se venía anunciando.

Enrique Ortiz, músico y amigo del pintor originario de México pero radicado en Guadalajara, informó que éste no era el primer infarto de Huerta, y sin embargo el artista no había dejado de producir en ningún momento.

En julio del 2001, Huerta celebró sus 40 años de carrera con una exposición individual de sus dibujos en el Instituto Cultural Cabañas y su nombre se ha visto involucrado en otras colectivas e incluso en la donación que el curador Francisco Barreda hizo a la Universidad de Paraíba en Brasil de una colección con lo más representativo del arte jalisciense.

A lo largo de su carrera, el dibujante y pintor realizó varias obras relacionadas con la literatura, la última de ellas el año pasado: un "Bestiario" ilustrado por él y con textos de Dante Medina.

Después de haber viajado por Europa, estudiando y aprendiendo de su contacto con el arte del viejo continente, además de haber expuesto ya en México y Monterrey (su primera individual fue en 1967 en el Centro Cultural Coyoacán), Huerta llegó a establecerse en Guadalajara en 1980 e inmediatamente se integró al grupo del Centro de Arte Moderno, fundado por Miguel Aldana.

A los dos años el Ex Convento del Carmen le abrió las puertas con una magna exposición que acompañaba a la edición de un libro: "Marcos Huerta: Una Visión del Hombre".

En su estilo figurativo de tendencias neofigurativas, como es definido en el libro "Cuatro Siglos de Pintura Jalisciense", editado por Guillermo Ramírez Godoy, Huerta denota una preferencia por rostros y figuras masculinas que, aunque repetitivas, no caen en la monotonía, ya que provaca sensaciones diferentes.

El cuerpo de Huerta fue velado en las Capillas del Carmen y será cremado hoy por la tarde.


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Martes 20 de Mayo del 2003

Se fue un gran dibujante
Marcos Huerta


Corina Preciado/Mural

Guadalajara, Jalisco.- (21/May./2003) Guadalajara perdió un gran lápiz. Con la muerte de Marcos Huerta la escena local deja en sus filas el hueco de un excelente dibujante, según lo atestiguan críticos y amigos del artista plástico que falleció el lunes por la tarde de un infarto.

"Un dibujante excepcional con unas características muy propias de él, con una obra muy reconocida, parece que su éxito comercial estaba radicado en Monterrey; pero el nunca abandonó Guadalajara", explicó Francisco Barreda, Director de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura, quien fue amigo de Huerta.

"Una gran persona también con su trato, siempre amable, muy generoso en sus cuestiones, muy animador de la escena musical en Guadalajara, siempre apoyando a los artistas, en fin una gente de arte global, en todos los sentidos".

Huerta fue velado ayer en la Funeraria del Carmen, en una ceremonia donde asistieron sus allegados, como Avelino Sordo Vilchis, Fernando del Paso, Caíto, Eduardo Vázquez Baeza, Enrique Rico y Enrique Ortiz, entre otros.

El rostro humano que se confundía con aspectos animales y situaciones fantásticas es la constante en el trabajo de este creador nacido en la Ciudad de México, que también incursionó en la pintura.

"Su temática estuvo muy relacionada con las máscaras del hombre, siempre insistía mucho en la expresión del rostro, en las diferentes facetas de los personaje, era parte de su estilo, de su forma de pintar el retratar a personajes en miles de formas diferentes, tenía una obsesión por los personajes medievales, con un surrealismo fantasioso", agregó Barreda.

El crítico de arte Javier Ramírez hizo énfasis en el conocimiento profundo que Huerta tenía del dibujo: su manejo de la línea y de los tonos son, según el crítico, sus valores más relevantes.

Los viajes que Huerta realizó a Europa para hacer copias de las obras de grandes maestros como Leonardo Da Vinci y Miguel Angel fueron según Ramírez, claves para la maestría en el dibujo que logró alcanzar Huerta.

"En la pintura me parece que no era tan afortunado, porque sus pinturas eran más dibujos coloreados, lo que sustentaba sus pinturas era el dibujo", dijo Ramírez.

Huerta, quien falleció a los 64 años, inició sus estudios en la Academia de San Carlos. Su primera exposición tuvo lugar en 1967 en el Centro Cultural Coyoacán, del que fue director tiempo después.

En 1976 obtuvo una beca para viajar a Europa y durante los tres años que permaneció en el Viejo Continente expuso en Berlín, París, Florencia y Madrid. Actualmente sus cuadros permanecen en importantes colecciones públicas y privadas.

Hasta el cierre de esta edición la SC no había anunciado ninguna actividad en homenaje a este artista plástico.

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Adiós cara de diablo   
En memoria de Marcos Huerta

Marcos Huerta: una vida
cabal llena de casualidades increíbles.

 




 

"Alerta el violín con ágiles cuerdas de lino. Comienza la ceremonia, como un juego en una casa-caja de cristal.
Pensado está el perfil, aguzado el lápiz ya húmedo de un veneno sutilmente originado. Debe amanecer con un breve sol de locura en lo alto. Se está a un paso de la crispación y debemos abrir la dorada cárcel del miedo. Uno se sumerge en un río donde el agua punza con sus agujas".
"... Marcos-Cara-de-Diablo-Huerta procede a testimoniar; testigo angélico de los inmemoriables tiempos buenos y malos o peores. Dibuja diabólicamente con la cola de un ángel dulcemente perverso. En el dibujo halla el goce y la penitencia."
Efraín Huerta

El pasado lunes el pintor, el mesonero, el amigo Marcos Huerta optó por dejar estas latitudes y retirarse a viajar por las estrellas en pos de los volcanes que siempre fueron parte de su fascinación. Saludos, cara de diablo, donde quiera que te encuentres.
Este espacio pretende, como humildísimo homenaje, honrar la memoria del hombre, el pintor. Hacer un recuento de sus vidas y lo digo así en plural, porque, estoy seguro, vivió más de una.
La primera inició en la Ciudad de México, en un valle todavía transparente. En el barrio, narraba Huerta, había un río y en el horizonte la Mujer Dormida y el Popocatépetl eran la mística imagen cotidiana.
El padre de Huerta, de quien se sabe más bien poco, escalaba las montañas y el pequeño Marcos, soñaba con poner la bandera del América, de México y la foto de su madre, en la primera oportunidad que tuviera de acompañar a papá a subir el volcán. No hubo tal momento.
- Mi primer recuerdo -, solía decir Huerta, - es entrando a la Plaza México a ver una corrida en hombros de mi padre.
Lo narraba con los colores, con los sonidos, con la magia de una plaza a reventar con buen cartel. Toda la vida conservó el gusto por los toros, por la bota de vino y el puro bien cortado.
Conservaba también un piolet, símbolo de sus conquistas alpinísticas en la juventud chilanga y también memoria borrosa de su padre, desaparecido en su primera infancia.
Pero por cuestiones de espacio, es imposible narrar aquí tantas vidas, así que lo dejaré crecer de golpe lavando trastos en panaderías, soñando a ritmo de Pérez Prado en salones de baile de la capital. Omitiré sus momentos de empleado contable, de asistente de contador y narraré rápidamente que un día, como por obra mística se topó con San Carlos y se metió de estudiante. Su esposa, Chela, le robó un cuadro para mandarlo a concursar a una bienal en total desacuerdo con él. Como resultado el pintor ganó y entonces sí, se hizo pintor.
Viajó por Europa, consiguió mecenazgos, cotizó su obra y vivió, me atrevo a decir, una vida cabal llena de casualidades increíbles.
"Cuando desperté en el hospital, recién transplantado de corazón, prendí la tele del cuarto donde me encontraba. Era muy temprano y no había programación, estaban las barritas de colores y cantaba Guadalupe Pineda 'mi rival es mi propio corazón, por traicionero'. Obviamente es una canción importantísima para mí", contaba.
También gozaba mucho un estribillo de José Alfredo Jiménez: "Compraría para mí otros dos corazones"...
Y gozaba aún más a los músicos en general. "Tenía alma de mesonero", solían decir y algo había de razón. Si no, ni cómo explicarse los retratos con Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Carlos Díaz "Caito" y claro, su entrañable Vicente Garrido, que atiborran la peña que construyó en su casa para agasajarles a ellos, a los músicos.
Por eso, para despedirle, ayer y el lunes, estuvieron presentes todos los que pudieron. Llamó Eulalio González "el Piporro" con preocupación; se condolieron en Cuba Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y aquí, Modesto López, de Discos Pentagrama, Vicente Garrido y en general amigos del diablito de los dos corazones, le dijeron hasta luego porque prometió que estaría presente en el próximo asado, pero no de cuerpo presente. Sus restos fúnebres volarán por Pátzcuaro.

Jorge Zul de la Cueva

 

GUADALAJARA, JALISCO, MEXICO EL INFORMADOR, Sábado 08 de Noviembre de 2003

 

 

ALTAR PARA MARCOS HUERTA

 

El altar de muertos que la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz pone cada año en honor de algún destacado mexicano fallecido en el transcurso de ese mismo año, es dedicado en esta ocasión a Marcos Huerta; tequila y vino tinto son ofrendas para el alma del pintor.
El director de la Biblioteca, Fernando del Paso, y Graciela Huerta, esposa del artista fallecido, estuvieron en el recinto para recordar anécdotas del dibujante y explicar los motivos que tuvieron para hacerle su altar.
El autor de Noticias del Imperio dijo que ya es tradición que los empleados de la Iberoamericana preparen altar para el 2 de noviembre, "lo que me sorprende es que cada año sea más grande", añadió.
"El momento más importante del ser humano es la muerte. Quiero que la muerte me encuentre despierto". Esta frase la usó Marcos Huerta en vida; adorna el segundo nivel del altar. Su esposa recordó cómo el pintor tuvo dos infartos de los que se recuperó para sorpresa de los médicos que le pronosticaron el fin, y cómo falleció tranquilo sin aviso previo y cuando nadie lo esperaba.
Del Paso contó de aquella vez en que conoció a Huerta. Fue en 1978 en Londres, en una exposición del artista plástico. Se hicieron amigos y la vida los hizo coincidir más adelante en México. El creador de Palinuro de México escribió sobre la obra del homenajeado nacido en Ciudad de México el 5 de abril de 1939 y muerto en mayo de este año en Guadalajara.
"En la obra de Marcos Huerta, las máscaras son y no son máscaras, los rostros son y no son rostros. Los monstruos, no engendrados aquí por el sueño de la razón, sino por la vigilia de la insania, no lo son porque parecen hombres, peces, ratas o panteras", anotó la pluma de Fernando del Paso.
El director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz se siente orgulloso de que la tradición del altar vuelva sin necesidad de un decreto; que no le importa si es una costumbre pura o formada de mezclas, dice, y recuerda cómo se derivó: antes los altares se construían en las casas burguesas y ahora casi ninguna casa lo pone, sino las instituciones. El altar dedicado a Marcos Huerta, autor de El zapato y la escalera, de técnica mixta, está para ser visto en Colón y Pedro Moreno, en centro de la ciudad.

 

 

 

Murió nuestro querido Marcos Huerta

“El dibujo es esencialmente, el origen de todas las artes plásticas. Creo, porque mi trabajo así me lo ha enseñado, que un dibujo puede ser una obra totalmente terminada en sí misma…” “En mis cuadros el hombre aparece asociado con algunos animales como peces y pájaros, y eso significa lo racional enfrentado a lo irracional.”

Marcos, nació en la ciudad de México, pero era jaliciense por adopción. Estudió en la Academia de San Carlos, vivió en Europa de 1976 a 1979 y en 1980 se estableció en Guadalajara. Un hombre siempre generoso, nuestro queridísimo Marcos, quizá doblemente generoso, tuvo dos corazones… Hace 8 años recibió el corazón de un joven de 23 años, pues el suyo ya no funcionaba. Te extrañaremos Marcos, pintor de colores osados y dibujos intensos, Marcos solidario y gentil, Marcos amante de la música, Marcos amigo…Estarás con nosotros en las noches de tertulia; nos hablarán los rojos, los amarillos, los verdes y los ocres con movimiento propio después de ser plasmados, también los rostros de ojos de profundidad infinita de tus cuadros o de tus autorretratos con cara de “diablo” o de “cabro” como decía Caíto. Un ser intenso solo podía pasar por este planeta derramando intensidad, viviste como decidiste vivir, como te atreviste a vivir…Mientras estamos por acá, tu ausencia será una presencia permanente, querido Marcos.